Louise de La Vallière. La «amante pantalla» de Luis XIV

Françoise-Louise de La Baume Le Blanc de La Vallière nació en 1644 en Tours (Francia). Perteneciente a la pequeña nobleza. Entró en contacto con la casa real cuando su madre se casó con el marqués de Saint-Rémy (mayordomo del hermano del rey Luis XIII).

Rubia, de ojos azules, virtuosa, inocente y con una leve cojera, no le impedía ser diestra en el baile y en la caza. Con 17 años se convirtió en damisela de honor de Enriqueta de Inglaterra, la esposa del hermano del rey Luis XIV: Felipe de Orléans. Luis XIV estaba casado con María Teresa de Austria. El rey tenía numerosas amantes, incluida su cuñada Enriqueta, algo que le recriminó la reina madre, Ana de Austria.

Familia y amantes de Luis XIV
Louise de La Vallière

En este escenario apareció la joven y virginal Louise, la cual fue utilizada por Luis XIV como tapadera. El rey fingió interés, mientras seguía con su cuñada, pero su propio juego acabó venciéndole y se encaprichó con la joven. Ella, por su parte, estaba enamorada del monarca, aunque sentía culpa por acostarse con un hombre casado. Quería llevar la relación en secreto, pero en Francia, desde Francisco I, existía la costumbre de hacer oficiales a las amantes del rey. Se convirtió en la primera amante oficial de Luis XIV, entrando de lleno en la corte, un lugar de intrigas, celos y envidias. Tuvo con el rey 4 hijos, 2 de los cuales sobrevivieron y fueron legitimados: Maríe-Anne y Louis. Fue tal su prestigio que en el funeral de la reina madre, se sentó junto a la reina.

¿La reina sabía la situación? En un principio no, la tenían ocupada con sus continuos embarazos y llevaba una vida alejada, hasta que la condesa de Soissons le advirtió que el peligro no estaba en Enriqueta sino en una de sus damas.

La relación duró 4 años hasta que apareció una nueva amante: la marquesa de Montespan. Luis XIV no se deshizo de Louise, sino que la nombró duquesa. Volvía a ser la “amante pantalla”, porque la nueva estaba casada.

En público Luis XIV estaba con Louise, pero en privado pasaba de su habitación a la contigua donde le esperaba la marquesa.
En 1670 tras una grave enfermedad sufrió una crisis religiosa. Desde ese momento quiso entrar en un convento, el rey se negó. Finalmente, con ayuda, consiguió la aprobación del monarca y el perdón de la reina. Con 30 años se retiró a un convento donde acabaría falleciendo con 65 años (1710).

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar