La matanza de San Bartolomé (1572)

En la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 se produjo la conocida como la matanza de San Bartolomé en París englobada en el contexto de las guerras de religión de Francia (1562-1598).

Representación de la matanza de San Bartolomé según François Dubois

El origen estaba en la creciente influencia del calvinismo en la sociedad francesa (pese a que solo el 10% eran calvinistas). Sobre todo en la oligarquía, que favorecía conversiones de sus clientes. Además, la Corona vivía una crisis política tras la muerte del rey Enrique II y su sucesor Francisco. El nuevo rey, Carlos IX, era todavía menor de edad y frente a la regencia estaba la reina Catalina de Médici. Hugonotes y católicos buscaron el favor de la reina a partir de tres bandos nobiliarios: los Guisa (a favor de la causa católica), los Borbones (más partidarios de los hugonotes) y los Montmorency-Chatillon (más próximos a los hugonotes pero no tan definidos como los Borbones). Estos dos últimos abogaban por la tolerancia religiosa. La reina jugó con ellos en función de sus necesidades.

En 1562 los Guisa entraron en una iglesia y asesinaron a 60 personas en la llamada matanza de Vassy dando inicio a las guerras de religión. El conflicto no fue continuo, sino que alternó periodos de paz y treguas sin una posición clara de la Corona hasta 1567, cuando Luis de Borbón (bando hugonote) intentó secuestrar a la familia real.

En 1570, gobernando ya Carlos IX aunque influido por su madre, se firmó la paz que ponía fin a la tercera guerra de religión, donde se manifestó la intención de olvidar la violencia. Incluía, para sellar la paz, el matrimonio de Enrique de Navarra (Borbón y protestante) y Margarita de Valois (hermana de rey). La boda se celebró el 18 de agosto de 1572 en París ante una gran multitud. Enrique se convirtió al catolicismo para poder celebrar el matrimonio. Días después, Gaspard de Coligny (jefe hugonote) sufrió un atentado resultando herido.

Los hugonotes venían demandando una serie de reivindicaciones desde la paz de 1570 (restitución de derechos y propiedades perdidos, satisfacción frente a las ofensas de los católicos y apoyo a los rebeldes de los Países Bajos frente a Felipe II) y tras el atentado aumentaron. La Corona tomó una decisión drástica: eliminar a los principales jefes militares hugonotes aprovechando la congregación por la boda.
La Corona justificó la medida como un ejercicio de poder absoluto, dado el peligro hugonote. El plan no previó las consecuencias: católicos parisinos estimulados por la acción real se lanzaron a la caza de sus vecinos hugonotes, masacrando sin piedad a quienes encontraban. Alrededor de 3000 calvinistas fueron asesinatos la noche del 23 al 24 de agosto. Tuvo eco en el resto de ciudades francesas aumentando el número de víctimas a 10.000.
Las reacciones en Europa no tardaron en llegar, sobre todo en los católicos que lo vieron con espanto y asombro a medida que se conocían las cifras de fallecidos. Carlos IX desplegó una intensa campaña (sin mucho éxito) para justificar su decisión ante la amenaza de los líderes hugonotes e intentó achacar la responsabilidad del resto de muertes al pueblo. El bando católico quedó con la Corona y los hugonotes reforzaron su poder e influencia (aunque algunos se convirtieron al catolicismo o se exiliaron por temor).

Una mañana a las puertas del Louvre, de Edouard Debat-Ponsan (siglo XIX).

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