Luis XIV y el asunto de los venenos

El “asunto de los venenos” fue un complejo problema al que tuvo que enfrentarse Luis XIV desde finales de la década de 1670, cuyas consecuencias podían haber sido muy negativas para la monarquía francesa.

Todo se remonta a 1676 con el juicio a la marquesa de Brinvilliers, acusada de envenenar a su padre y a sus dos hermanos. El Parlamento de París (Tribunal de Justicia) la condenó a la pena capital (tortura, decapitación y hoguera). Lo que parecía un hecho aislado, en realidad era una práctica común en Francia XIV. Un año después, se produjo la detención de la adivina La Grange, acusada de envenenar a su marido. La adivina, en lo que parecía una estrategia para demorar su sentencia, solicitó hablar con el ministro de Guerra (el marqués de Louvois) al que advirtió que todo formaba parte de una conspiración para asesinar al rey y al delfín. Fue trasladada a la Bastilla (cárcel reservada a los presos de Estado) y se abrió una investigación a cargo de Nicolás Gabriel de La Reynie (jefe de policía de París).

Nicolás Gabriel de La Reynie.
Luis XIV

Las detenciones no tardaron en llegar: adivinas, videntes, expertas en asuntos amorosos, etc. que hasta ese momento no habían tenido problemas con la ley. Ahora se les acusaba de vender afrodisíacos, maleficios y filtros de amor a sus clientes. El número de detenidos iba en aumento, así como su categoría social. Luis XIV decidió crear una comisión, a cargo de Louvois, con 14 jueces para instruir las causas. Todas tenían en común el uso de venenos. Esta comisión acabó llamándose la Cámara Ardiente (se reunían en una sala del Arsenal, únicamente iluminada por la luz de las antorchas). El monarca decidió llevarlo en secreto para no alarmar a la población. Sin embargo, La Reynie no conseguía pruebas suficientes para avalar la trama de conspiración.

Todo daría un giro en 1679 con nuevas detenciones. El encarcelamiento de Marie Bosse, Catherine Monvoisin (conocida como la Voisin) y Adam Coeuret (apodado Lesage) daría un vuelco a la investigación. Se trataba de dos adivinas y un mago que habían trabajado juntos y ahora se acusaban entre ellos. Entre sus prácticas estaban: abortos, envenenamientos por encargo, magia negra, ritos satánicos, misas sacrílegas… y entre sus clientes había miembros relevantes de la corte del monarca. Por ejemplo: el primero que fue llevado a la Bastilla fue el mariscal de Luxemburgo pidió a Lesage contactar con el diablo para desembarazarse de su esposa y conseguir victorias militares. O la condesa de Soissons, sobrina de Mazzarino, que le confesó a la Voisin su intención de envenenar a la duquesa de La Vallière (que ya vimos en otra publicación que se trataba de una amante del rey). El rey fue permisivo con ella y le permitió elegir entre ir a la Bastilla o abandonar Francia de inmediato. La condesa acabó huyendo escondida en una carroza con las insignias reales para no ser descubierta.

Representación de una misa sacrílega
Grabado de la adivina la Voisin con el demonio

En febrero de 1680 la Voisin fue condenada a muerte. Ello desencadenó la confesión del resto de detenidos que inculparon a un personaje muy cercano al rey: Madame de Montespan (amante de Luis XIV), a la cual Lesage ya había hecho mención en múltiples ocasiones. La hija de la Voisin acusaba a Montespan de acudir a su madre para encargarle filtros de amor para mantener junto a ella al rey, comprarle veneno en polvo para asesinar a Mademoiselle de Fontanges y al propio soberano, y participar en misas negras. Esto lo corroboró otra adivina sin vacilar en ningún aspecto. Incluso se mencionó que Montespan realizó misas negras sobre su vientre desnudo y sacrificando a un recién nacido.

El rey ordenó que se continuaran los interrogatorios, pero se le planteaba la duda sobre su favorita. Aunque no fuera condenada, si el pueblo conocía la verdad podía dañar su propia imagen real. Tras deliberarlo, decidió solicitar la sustracción de todas las diligencias relativas a su amante que se encontraban en los autos procesales, algo que impedía a los jueces continuar con su labor. En 1682 la Cámara Ardiente fue disuelta, y todos los detenidos (fueran inocentes o no), excepto Montespan, fueron condenados a prisión perpetua y encerrados en aislamiento en prisiones inaccesibles del reino.

Interrogatorio de La Voisin
Madame de Montespan

Durante la vida de la comisión, se realizaron 319 detenciones, de las cuales alrededor de 20 personas fueron puestas en libertad y 194 encarceladas (34 ejecutadas y 2 habían muerto bajo la tortura). Tras la muerte de La Reynie en 1709, el rey hizo que le entregaran todos los documentos relativos a Montespan y los destruyó personalmente, pero no sabía que La Reynie guardó los resúmenes de los interrogatorios que incriminaban a su favorita.

Todo ello se ha visto como una fórmula del ministro de la Guerra y de La Reynie, para debilitar a los grupos de poder que les eran hostiles, entre ellos el de Madame de Montespan. En un debate entre salvar a su favorita o erradicar un asunto como el del empleo de veneno, el monarca parece que se decantó por el primero al silenciar el nombre de Montespan en la investigación.

A día de hoy, todavía sigue siendo un tema atractivo para los historiadores, y la realidad es que no era un hecho singular del reinado de Luis XIV. Los envenenamientos, los filtros de amor y esas prácticas llevaban ya tiempo asentadas en Francia, y en otras partes de Europa.

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