Hoy trataremos una figura rodeada de leyenda: Nicolás Flamel. El alquimista más famoso de todos los tiempos.
Poco se sabe con certeza de su vida, aunque sabemos que nació en París durante la segunda mitad del siglo XIV. En 1382 transformó media libra de mercurio en plata, y meses después, en oro. Esto le acercó al monarca francés Carlos VI, que estaba interesado en el suministro de oro para su gobierno. No se sabe si realmente pudo convertir el mercurio en plata y cobre, pero su leyenda se fue forjando y acabó muriendo con una gran fortuna.
Realmente, su fama empieza a forjarse siglos después, en 1612, cuando Pierre Arnaud publicó tres tratados inéditos de alquimia titulados “Figures Hieroglyphiques de Nicolas Flamel”. En la primera parte encontramos un relato autobiográfico desde 1399 a 1413. En él se narra la forma que adquiere el conocimiento sobre la alquimia: a través de un libro muy antiguo (algunos dicen que se le apareció un ángel en sueños que se lo indicó), pero era difícil de descifrar.
Se casó con una rica viuda, Perennell, que le alentó a seguir su investigación.
Tras 21 años de duro esfuerzo, Flamel antes de flaquear decidió emprender una peregrinación hasta Santiago de Compostela para solicitar ayuda a Dios para encontrar el conocimiento que tanto ansiaba. De regreso a París, pasó por León donde se encontró con un francés que le presentó a un médico (judío converso) experto en ciencias ocultas. Tras enseñarle el libro que había adquirido hacía dos décadas, el médico le ofreció colaboración para descifrarlo. De regreso a París, en una travesía por mar, el judío falleció no sin antes revelar a Flamel datos que le permitían continuar su investigación.
Sí se tiene constancia de un escribano público con el nombre de Nicolás Flamel, pero no sabemos si se trata del famoso alquimista. Algunos creen que es la misma persona, pero no está muy claro.
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Res Historica 
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