Los protocolos notariales

Unas de las fuentes que están teniendo gran vigencia en la actualidad a la hora de rastrear datos sociales y económicos del pasado son los protocolos notariales, es decir, libros en que los notarios copiaban los muy diversos documentos a los que reconocían la fe pública, con los mecanismos de validación pertinentes, en un periodo temporal concreto, normalmente un año.

En estos libros podemos apreciar testamentos, compra-ventas, inventarios de bienes de una persona con los objetos personales de su casa, nombramientos de procuradores en juicios, contratos matrimoniales, subastas públicas, préstamos, disputas…

Estos documentos se copiaban por orden cronológico. Los notarios primero copiaban en papeles (conocidos como cédulas o minutas) los encargos de sus clientes, y estos los pasaban a unos libros llamados rebedores. Tras ello, trasladaban los documentos a limpio en protocolos notariales. A pesar de todo, en los protocolos se abreviaban las fórmulas jurídicas, que se explicitarían en otros documentos que se redactarían posteriormente: los libros notales o los pergaminos.

Protocolo notarial de Jaume Vinader, 1422, en el Archivo del Corpus Christi de Valencia

Los libros notales fueron obras que proliferaron a partir de las normativas de la Corona de Aragón desde mediados del siglo XIV, que obligaban a los notarios a escribir las cláusulas jurídicas sin abreviar (ya que normalmente utilizaban numerosísimas abreviaturas), para asegurar que no hubiese confusiones sobre las mismas. Sin embargo, en muchos de estos notales solo se escribía el comienzo del documento, hasta la intitulación, lo que era obligatorio que realizase el propio notario.

 El resto del documento podía encargarse a otros profesionales de la escritura, pero no siempre se redactaba, por lo que muchos de estos libros quedaron en blanco. Por otro lado, los pergaminos se expedían de forma expresa para demostrar determinados derechos en caso de necesidad, lo que implicaba el pago de una tasa. Es por ello que no siempre se solicitaban. En definitiva, puesto que muchos de estos pergaminos o libros notales ni siquiera se redactaban, el auténtico registro en que quedaban plasmados de forma completa y definitiva muchos de los documentos que garantizaban los derechos de las individuos que solicitaban los documentos se encontraba en los protocolos notariales.

En cualquier caso, ya que los documentos jurídicos eran de interés público, a pesar de que aludían a asuntos privados, las autoridades de los reinos y ciudades pretendieron lograr su conservación, como forma de guardar memoria de los documentos librados. Desde el punto de vista de la población, la conservación de estos documentos se hacía para hacer perdurar su carácter probatorio, en caso de disputa. De hecho, podían pedirse copias de documentos mucho tiempo después de que fuesen otorgados originalmente. Por ello, se hicieron ordenanzas en la Baja Edad Media y en la Edad Moderna para garantizar su conservación en manos de los notarios. En el caso del reino de Valencia, se preveía su traspaso a manos de otros notarios en caso de defunción, además de multas a quienes los comprasen de forma fraudulenta (por ejemplo, para envolver alimentos) y a quienes los heredasen y no los entregasen a las autoridades judiciales. Igualmente, cuando moría un notario, se permitía la participación de sus herederos de las ganancias generadas por dichos documentos en manos de otro notario. Así se explica la conservación de muchos de estos libros, junto con legislaciones posteriores.

BIBLIOGRAFÍA:

-BERDUGO COTERA, Elder, “El uso de las fuentes notariales en la investigación histórica en Europa. Caso de Francia y España”, Revista Escuela de Administración de Negocios 44, pp. 57-67.
-CRUSELLES GÓMEZ, José María; ANDRÉS ROBRES, Fernando, “El Doctor Mariano Tortosa y los protocolos notariales de la ciudad de Valencia”, Inventario de fondos notariales del Real Colegio Seminario del Corpus Christi de Valencia (AA.VV.), Valencia, Generalitat Valenciana, 1990, pp. 23-68.
-CRUSELLES GÓMEZ, José María, “Las fuentes notariales y la investigación histórica, Problema de explotación de datos y análisis de la explotación notarial”, perspectivas actuales sobre las fuentes notariales de la Edad Media: sesiones de trabajo, Perspectivas actuales sobre las fuentes notariales de la Edad Media (AA.VV.), Universidad de Zaragoza, 2004, pp. 7-34.
-PONS ALÓS, Vicente, “La práctica notarial valenciana medieval. Los libros de los notarios”, Saitabi 60-61, 2010-2011, pp. 41-62.

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