Defensa e identidad en la Edad Moderna

¿Hasta qué punto pesó la defensa y la organización militar en la formación de identidades políticas dentro de la monarquía hispánica en época moderna?

La inseguridad derivada de las guerras y de la alta presión corsaria sobre las costas mediterráneas influyó en la formación de identidades políticas en distintos estadios. A nivel local, la defensa militar constituyó un deber para las milicias urbanas (formadas por vecinos considerados ciudadanos con derechos políticos), pero también un privilegio y un honor. Además, permitió la formación de redes de solidaridad colectiva. La Monarquía, incapaz de contar con suficientes recursos humanos y financieros, pactó con los diversos municipios para establecer cuerpos de defensa terrestre y marítima en los reinos.

Las ciudades reclutaban tropas y las financiaban mediante impuestos locales, además sostenían los sistemas de vigía y defensa. La adscripción territorial que suponía el reclutamiento municipal, por ejemplo en parroquias, generaba un nivel de identidad. La Corona, buscó frenar el progresivo grado de autonomía de las milicias, por lo que impulsó la creación de otros cuerpos defensivos, controlados por oficiales regios. Destaca la milicia general en Castilla, como cuerpo semiprofesional de voluntarios, organizada por distritos. Este cuerpo desapareció en el siglo XVII, pero pervivió en Murcia, por su situación de salida al Mediterráneo. En Valencia se creó a instancias del virrey la Milicia Efectiva, que contó también con un sistema de alistamiento abierto. Servir a la Corona, dentro de ideales de amor y amistad entre el rey y sus súbditos, era visto como un acto libre y no como una obligación. La voluntariedad del servicio militar llevaba implícito (como en las milicias urbanas) el reconocimiento de privilegios y mercedes, lo que acentuó un sentimiento de unidad y de proyecto común.


Defender la ciudad también implicaba proteger la Monarquía. Eso sí, las tropas tuvieron un radio de actuación regnícola, lo que contribuyó también a la creación de identidades en ese nivel, reforzado con la presencia de tropas reales regulares. Por último, la religión cohesionó a la sociedad hispánica en una identidad superior. La franja mediterránea se convirtió en la frontera de la cristiandad, frente al turco. Asimismo, constituyó un bastión ante el corsarismo (norteafricano y del norte de Europa). Todo ello se reforzó con ideas de cruzada y la argumentación del triple servicio: a Dios, al rey y al territorio. La carga simbólica y retórica a nivel artístico y visual, como las imágenes, las banderas o los sistemas defensivos (fortalezas, atalayas, torres…), acentuaron el carácter de unidad e identidad. La defensa se convirtió en una cometido de todos sus miembros, con un carácter dinamizador e integrador entre la diversidad territorial de Corona. Por todo, existieron diferentes niveles superpuestos de identidad, pero no excluyentes, porque la defensa del bien común fue un nexo de unión.

¿Creéis que la defensa de un territorio podía crear una identidad para los habitantes de la zona? ¿Qué os ha parecido la publicación? ¿Os ha gustado? ¿Conocéis alguna torre defensiva? Os leemos, como siempre.


BIBLIOGRAFÍA:
– Juan Francisco Pardo Molero, José Javier Ruiz Ibáñez, “Una monarquía, dos reinos y un mar. la defensa de los reinos de valencia y murcia en los siglos XVI y XVII”, pp 429-465.
IMAGEN: Torre de Santa Elena o de la Azohía (Murcia)

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar